Tijuana B.C. 17 de diciembre 2021.- La convergencia de una población migrante es lo que ha moldeado las preferencias de consumo en ciudades fronterizas como Tijuana y Mexicali, mencionó Sofía Jiménez, community manager en eContact.
“Si bien el término de consumidor fronterizo no es nuevo, ha ido evolucionando frente a la mayor interacción que tienen estas ciudades con el vecino de arriba. Múltiples factores han influido en la relación comercial binacional en la frontera norte, como las limitaciones que se tienen en el centro del país en cuanto a la adquisición de bienes provenientes de Estados Unidos, así como el régimen de zona libre, y un Tratado de Libre Comercio que generó un flujo migratorio que buscaba vivir el sueño americano. Y en la actualidad, se ha visto también influido por el crecimiento de la tecnología”, manifestó.
Destacó que los hábitos de consumo de los ciudadanos en Baja California, principalmente en Tijuana, son resultado de una serie de acontecimientos sociales, culturales, geográficos, económicos y políticos.
Actualmente, agregó que, con el crecimiento de las redes sociales, plataformas de entretenimiento y las compras en línea, el patrón de consumo para los ciudadanos de la frontera es cada vez más consolidado.
Al referirse a la gama de productos que conforman la canasta de consumo del ciudadano de la frontera (quien cruza de Tijuana a San Diego) dijo que ésta es muy variada y va desde bienes como alimentos, vestido, calzado, electrónicos y accesorios personales, hasta servicios como educación y atención médica.
“La manera en que el ciudadano elige los productos de su canasta de consumo es influida por el estilo de vida Californiano. ¿Qué significa esto? Que el consumidor Tijuanense compra ante el deseo y la posibilidad de acceder a las mismas satisfacciones de la población de Estados Unidos, mientras que el consumidor proveniente del otro lado de la frontera opta más por servicios que por bienes.
El ciudadano estadounidense busca encontrar una calidad de vida a menor precio cruzando la frontera, sea en viviendas, servicios médicos o modos de entretenimiento. Y es aquí donde vemos el común factor de la doble ciudadanía, y de quienes trabajan en el vecino país para llevar una cómoda vida en México”, declaró.
Sofía Jiménez, opinó que encasillar a los consumidores dentro de un común denominador es casi imposible y que el consumidor fronterizo presenta distintos antecedentes económicos, sociales y culturales que moldean una población en general.
Hizo mención a que de acuerdo a datos de la GSA (Government Services Administration, 2019), la frontera Tijuana-San Diego es transitada a diario por más de 20 mil personas, cada hora es utilizada por 833 fronterizos. Mientras que un aproximado de 70 mil vehículos ingresan diariamente. Y al año, siete millones 300 mil peatones y 25 millones 550 mil automóviles estarían trasladándose por esta frontera, pre-Covid.
El cruce fronterizo se vio afectado por el Covid-19. Los números de cruce disminuyeron y el comercio fronterizo tuvo que transformarse. La pandemia ha dado lugar a un enorme aumento de la digitalización y ha expuesto la importancia del comercio electrónico en la vida cotidiana de los consumidores. Cuando el cierre de frontera se hizo evidente, los consumidores también tuvieron que cambiar su comportamiento y formas de compra.
Aunque muchos consumidores admiten preferir la comodidad de comprar en línea, el cruce fronterizo no se detiene. Ante la reapertura de la frontera, luego del cierre que se mantuvo por más de un año, los Tijuanenses continúan cruzando para adquirir bienes, sobre todo con las épocas navideñas aproximándose. Lo que hace cuestionarse si realmente habrá una remodelación del perfil del consumidor fronterizo y sus conductas, o si estas se presentan ante el simple hecho de que exista la frontera”, puntualizó la community manager de eContact.