Autoridades deben atender micro generación de residuos peligrosos

Tijuana, BC., 22 de agosto de 2022.- El control y manejo de residuos peligrosos es jurisdicción de las autoridades federales, sin embargo, hoy en día no hay una regulación que verifique la generación a menor escala de estos desechos en establecimientos comerciales y de servicios, por lo que es necesaria una colaboración estatal y federal que le dé seguimiento.

José Carmelo Zavala Álvarez, director del Centro de Innovación y Gestión Ambiental (CIGA), señaló que, en la actualidad es poco el alcance de la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (PROFEPA) luego de haber sido reducida en cuanto a delegaciones por entidad federativa, por lo que atender situaciones de gran magnitud llega a ser un compromiso difícil de enfrentar, de ahí que la cobertura para revisar los establecimientos comerciales y de servicios es una tarea complicada e insuficiente.

Ante este hecho, se requiere una inminente colaboración entre los niveles federal y estatal para abarcar la problemática, algo que bien podría atenderse de manera coordinada apoyándose en el Programa Voluntario de Cumplimiento Ambiental que se abordó recientemente.

“La micro generación se refiere a las empresas de comercio y servicios como los talleres mecánicos que generan aceites, distintos tipos de líquidos y sus propios recipientes. Las estéticas tienen tintes y solventes que también, aunque en pequeñas cantidades, tienden a ser mezclados con la basura común. Los yonkes también tienen sustancias, como los ácidos de batería y catalizadores. La limpiadurías son otro de los giros comerciales que requieren un uso adecuado de sus desechos tóxicos, ya para el servicio que ofrecen, utilizan solventes”, destacó.

Otro de los residuos peligrosos que en la sociedad se considera como un artículo ordinario de almacenamiento, son las baterías usadas para automóvil. Las tiendas de refacciones, por ejemplo, acostumbran vender un producto nuevo de este tipo y se quedan con el artículo usado; lo cierto es que contienen un alto nivel de plomo y ácido que hacen que se consideren como desecho peligroso.

Zavala Álvarez, quien además es Ingeniero Bioquímico, puntualizó que los basurólogos mediante sus estudios, estiman que en Tijuana entre un 2% y 3% de los residuos sólidos urbanos, corresponden a restos tóxicos que son peligrosos y se mezclan con la basura común. Esto significa que de las dos mil toneladas de basura que se arrojan diariamente, entre 40 y 60 de estas corresponden a residuos peligrosos mezclados con la basura común y terminan en el relleno sanitario con un efecto multiplicador. Mexicali genera alrededor de mil toneladas diarias y Ensenada aproximadamente 500, sin embargo, se genera un porcentaje similar de estos desechos de manejo delicado.

Estas cifras reflejan la urgencia de un trabajo coordinado entre las dependencias federales, estatales y de paso con los gobiernos municipales, pues estos últimos son los encargados de recolectar la basura urbana y por ello es conveniente que no se realicen las mezclas.

“En el Ayuntamiento de Tijuana, para que se otorgue la Licencia de Operación, verifica a los establecimientos de comercios y servicios solicitándoles el comprobante que avale que cada uno de estos negocios, cuente con el servicio de alguna empresa autorizada por el Gobierno Federal para que se encargue apropiadamente de sus residuos peligrosos, convirtiéndose así en una señal de responsabilidad ambiental”, destacó el también egresado del Programa LEAD del Colegio de México.

Otro de los avances a nivel municipal se ha desarrollado en Mexicali, donde han iniciado una gestión para el proceso de las llantas usadas. Por otra parte, apenas el pasado 12 de agosto se publicó en el Periódico Oficial un manual para el manejo de medicamento caducado, ya que este también es de uso delicado y no debe ser arrojado a la basura común.

“Los medicamentos caducos son residuos peligrosos y deben ser entregados solo a empresas autorizadas por el Gobierno Federal” concluyó José Carmelo Zavala Álvarez.

CIGAJosé Carmelo Zavala ÁlvarezMicro generación de residuos peligrosos