Con 142 homicidios en el mes de agosto, la violencia en Tijuana sigue en aumento, alcanzando un total de 1,244 asesinatos en lo que va del año. En las últimas 24 horas, al menos cinco personas perdieron la vida en distintos incidentes violentos en la ciudad.
El primer caso ocurrió en un domicilio utilizado para el consumo de drogas en la calle 20 de noviembre, en la colonia Monte de San Antonio. Un hombre de aproximadamente 25 años fue encontrado muerto a balazos, junto a unas escaleras.
La víctima portaba una navaja, pero no se encontraron indicios balísticos ni testigos del crimen. La identidad del fallecido y los responsables del ataque aún no han sido establecidos.
En un segundo hecho, el cadáver de un hombre con visibles huellas de violencia fue hallado sobre la calle Turquesa, en la colonia Riberas del Bosque.
La víctima, un hombre delgado con el cabello rapado, estaba descalzo y tenía un cable alrededor del cuello. Fue un ciclista quien dio aviso a un vecino, pero cuando llegaron los paramédicos, el hombre ya no presentaba signos vitales. Al igual que en el primer caso, la identidad de la víctima sigue sin confirmarse.
Más tarde, en la colonia Manuel Paredes 3, un hombre fue asesinado dentro de un domicilio en la calle Eucalipto. Tras el homicidio, los agresores incendiaron la vivienda. Bomberos de la Unidad 10 acudieron al lugar para sofocar el incendio y, al hacerlo, descubrieron el cadáver de la víctima.
Servicios Periciales determinaron que el cuerpo presentaba huellas de violencia, confirmando que se trataba de un homicidio.
En un incidente separado, José Eduardo, de 30 años, logró escapar de sus captores lanzándose desde un taxi en movimiento en la Prolongación Paseo de los Héroes, en la colonia 20 de Noviembre.
La víctima, que tenía una herida de bala en la pierna izquierda, relató que había sido secuestrado en el Cañón del Pato y forzado a subir al taxi. Aprovechando un descuido de los secuestradores, rompió el medallón del vehículo, abrió la puerta y saltó mientras el taxi estaba en movimiento.
Al ser auxiliado, José Eduardo tenía los pies atados con una cuerda, y cerca del lugar se encontraron vidrios rotos y un tramo de la misma soga.