Deben ciudades ser “inteligentes”, no urbes que enfermen a sus habitantes

Tijuana. – Es hora de transformar nuestras urbes en ciudades inteligentes para que sean más sustentables y sanas, en vez de ser ciudades que enferman a sus habitantes, destacó el ingeniero José Carmelo Zavala Álvarez, titular de la Subsecretaría de Desarrollo Sustentable (SDS) de Baja California.

 

En entrevista para el Centro de Innovación y Gestión Ambiental (CIGA), explicó que hoy las ciudades están diseñadas más para los carros que para las personas y con esa lógica también se planea su crecimiento, pero hacer más calles para disminuir el tráfico vehicular es lo mismo que comprar una talla más grande de ropa para combatir la obesidad.

 

“Hacer más calles da como resultado una ciudad funcional para los carros, pero obliga a tener estacionamientos; incluso elegimos un centro comercial por su estacionamiento, el carro se vuelve una extensión nuestra, pero también hay desventajas porque, por ejemplo, el estacionamiento para un carro encarece en un 30% el precio de una vivienda”, comentó.

 

Añadió que, entre más carros, una ciudad es menos caminable y ello repercute en la salud pública, más en ciudades sin un uso de suelo mixto, donde hay viviendas en unas zonas y comercios en otras o a veces se mezcla vivienda con comercio, pero muy pocas veces se mezclan con industria, lo que genera la necesidad de transporte de los trabajadores.

 

“Es una paradoja, porque en el uso de suelo se deciden las necesidades de transporte y esa movilidad de las personas hace que, por ejemplo, coman en la calle, algunos en restaurante, pero la mayoría en puestos ambulantes, donde la comida no es tan saludable, pero sí rica en calorías que pueden traer obesidad y perjudicar la salud”, consideró Zavala Álvarez.

 

Por eso digo que las ciudades actuales nos enferman, agregó, porque esta lejanía entre las viviendas y los lugares de trabajo nos lleva a comer fuera y muchas veces consumir comida chatarra para satisfacer la sensación de apetito, pero no pensando en términos de nutrición, de proteínas, grasas, vitaminas y otros nutrientes que necesita nuestro cuerpo.

 

Descuidamos nuestra salud y subimos de peso, continuó explicando, pero estas ciudades no inteligentes también nos dan la solución: nos ponen gimnasios para gastar calorías de manera ociosa, de manera inútil, como un hámster corriendo dentro en su banda fija, es una paradoja porque comemos comida chatarra y gastamos calorías sin producir nada.

 

“En Tijuana ya intentamos una ciudad así, Valle de las Palmas, la primera ciudad sustentable y satélite de Tijuana, porque iba a empezar con todo lo necesario, con infraestructura verde, que es una infraestructura inteligente, no con invasiones o bajo presión, como normalmente crecen las ciudades, pero años después nos damos cuenta de que está abandonada”, dijo.

 

Eso, recordó, ayudaría a que Tijuana creciera horizontalmente, pero llegó otra tendencia, la del crecimiento vertical, que pretendía un uso eficiente de la infraestructura y aumentar la densidad en la ciudad, pero vemos los conflictos surgidos en Playas de Tijuana o la Cacho, donde los vecinos se oponen a que sus casas unifamiliares sean vecinas de edificios.

 

Dijo que justo el jueves antepasado, Marco Martínez, quien es consultor en mejoramiento urbano y autor de varios libros, expuso el tema de ciudades inteligentes como parte del Seminario Permanente de Desarrollo Sustentable, que transmite la SDS cada jueves con el fin de juntar las piezas del gigantesco y complejo rompecabezas del desarrollo sustentable.

 

Nos habló de la importancia de la vegetación, recordó José Carmelo Zavala, de forestar para combatir las islas de calor y del modo en que la infraestructura verde tiene que ver con lo retro, con recuperar cosas perdidas, como los pavimentos permeables, dado que antes existían calles empedradas, pero fueron sustituidas por asfalto y concreto.

 

“Él hablaba del modelo de los pueblos antiguos, donde estaban cerca los parques o plazas, las oficinas de gobierno y las iglesias; incluso destacó el papel de las banquetas para hacer que una ciudad sea caminable, yo diría que un indicador de salud e inteligencia sería que los niños pudieran ir y venir caminando solos de su casa a la escuela”, comentó.

 

El titular de la SDS, una de las subsecretarías de la Secretaría de Economía Sustentable y Turismo (SEST) del Estado, dijo que además persiste el reto de lograr un mejor transporte público, para una movilidad sustentable, algo que han aprovechado empresas como UBER, en una economía funcional en la que no se es propietario, sino que se contrata el traslado.

 

Hoy, consideró el subsecretario, dadas las circunstancias, si andas en transporte público es porque no tienes carro, no porque elijas andar en él, pero sabemos que si logramos un transporte público más eficiente en tiempo y en precios, resultaría una buena opción para mejorar la calidad del aire, la movilidad urbana y la economía familiar.

 

La otra fragilidad de esta ciudad no inteligente, afirmó, es el abasto de energía y agua, las ciudades deberían tener garantizados esos servicios, pero Tijuana depende del agua que importa desde la Cuenca del Río Colorado, a través de un acueducto y en una zona sísmica, de modo que esta es una ciudad muy frágil en ese sentido.

 

Explicó que, en la producción de energía, energías alternativas como la solar y eólica están cuestionadas porque no tienen manera de almacenarse, se generan de manera intermitente, cuando hay sol o viento, pero tienen que ser consumidas o distribuidas inmediatamente y esa dificultad las vuelve una fuente poco confiable.

Pero resulta, alertó, que tampoco hay un inventario previo en el caso del gas natural, por eso en esta reciente nevada en Texas, se dejó de surtir a México y se dejó de generar electricidad porque no hay almacenes de gas natural, no hay un inventario de reserva y entonces este abasto también depende del clima.

 

“No solo no puede almacenarse aire y sol para producir energías limpias, sino que tampoco hay un inventario de gas para producir energía eléctrica, depender del clima es una fragilidad y una lección; una barbaridad de servicios son imposibles sin energía eléctrica, el sistema de abasto de gasolina y los bancos serían dos ejemplos de alto impacto”, finalizó.